Cómo conocí a vuestra madre versión GoliADs

Consejo para futuros ADvids: los patrocinadores están, pero hay que saber encontrarlos. Y a veces, surgen de donde menos te lo esperas. 

Esta historia no está basada en hechos reales. ES REAL. Para otra asignatura, tuvimos que ir a la Feria Alimentaria. Paréntesis: cuidado con la cantidad de comida que hay, pero eso es otra historia. Cierro paréntesis. No es que haya abundantes sitios para sentarte dentro de las enormes naves industriales donde se encuentran los stands de las marcas, pero allí estaba ella: una preciosa mesa vacía, con cuatro cómodas sillas a su alrededor. El sueño de todo visitante agotado de recorrer la inmensidad del recinto. Así que nos sentamos ahí, sin pretender nada más que un breve descansito, pero estaba claro que ese lugar estaba destinado al trato con el cliente. 

Entonces, se nos acercó un miembro del departamento comercial. Casi nos pusimos a recoger porque estaba claro que ese no era nuestro lugar. Pero no fue así. Nos dejó quedarnos. Y no solo eso, mostró interés por nosotras y entablamos una conversación. Nos contó en qué consistía la empresa, sus productos y funcionamientos. 

Hay una frase popular que dice algo así como “haz lo que amas y no trabajarás ni un día más en tu vida”. Juro que él lleva sin trabajar mucho tiempo. Sabía que tan solo éramos universitarios y que quizás, poco le podríamos aportar. Pero nos atendió de la misma forma que lo hubiera hecho con alguien de renombre. Se agradece. 

Cartel de los GoliADs en la entrada de la UAO CEU // Fuente: equipo de prensa

Y en mitad de la conversación, se me apareció la virgen. ¿Por qué no le contábamos lo que eran los GoliADs? Quizás le interesaba. Aunque yo no formaba parte implícita del equipo de Control y Patrocinio, en ese momento me di cuenta de que no importaba, pues cada uno tenía que aportar lo máximo que pudiera en todos los ámbitos. 

Pues eso hicimos. Y no nos negó la propuesta, es más, le entusiasmó tanto la idea que intercambiamos correos y teléfonos para mantenernos en contacto. 

No nos lo podíamos creer, no podíamos dejar de sonreír. Si aquello salía, era un pequeño primer logro conseguir que alguna marca apareciera en nuestras lonas y que también nos ayudara a financiar de alguna forma todo el montaje. Así que lo intentamos con otras marcas para probar suerte. 

Una vez en contacto, las cosas no salían especialmente rodadas, pues el hecho de patrocinar es complicado por diversos factores que no dependen de la voluntad de uno. Y como me dijo él mismo, las cosas de palacio van despacio. Y añado yo, muy despacio. No quería ser pesada, pero fui un poco insistente ya que teníamos que cumplir con los timings.

Hubo una llamada en la que me comunicó que su empresa no tenía presupuesto para patrocinar como tal. No me podía creer que aquello tuviera ese final. Además, lo comuniqué con el equipo correspondiente y casi que me dijeron que no lo aceptase, pues de momento no teníamos nada para incluir en la welcome pack. Bueno, y por no tener, no teníamos ni cajas. Aún así, no lo quisimos descartar por si las cosas iban a mejor.   

Pero entonces la bondad que reside en cada uno de los corazones de la humanidad salió a la luz. Aunque la empresa no patrocinara los GoliADs de forma oficial, él me lo iba a hacer como favor. Literalmente me dijo “por ser tú y porque me has caído muy bien. Creo que os lo merecéis”. Especificó que, de cara a su empresa, aquello sería una colaboración que realizaba de forma voluntaria, pero que igualmente podríamos ponerlo junto con los demás patrocinadores. 

Cajas de chocolatinas Torras // Fuente: Equipo de Prensa

Creo que no he dado las “gracias” tantas veces seguidas en mi vida, hulio. Me había caído casi del cielo una acción fortuita y desinteresada de un comercial a una chica que apenas conocía. Y nos envió 400 chocolatinas que incluiríamos en nuestro muy logrado welcome pack, junto con los demás patrocinadores que conseguimos. 

Y así fue como conocí a vuestra… Torras. Endulzamos la gala gracias a ellos. Bueno, concretamente gracias a él. Otra vez, estaremos eternamente agradecidos. Quizás aquel encuentro aleatorio en la feria sí que le traerá beneficios.

Ahora sí, si en algún momento tengo que comprar chocolate, este será, sin duda, Torras. 

Autora: Andrea de Sentmenat