13 años sin el compositor Maurice Jarre
Sin haber reservado 3 horas y 43 minutos para ver una de las mejores películas de la historia, pero conociendo a grandes trazos la trama, uno puede agudizar su capacidad intuitiva y vislumbrar qué tipo de escena podría estar viviendo el protagonista Peter O’Toole en “Lawrence de Arabia”. Tan solo cerrando los ojos y dejando que la melodía espectacular de Maurice Jarre invada cuerpo y mente del afortunado oyente, casi se puede sentir el calor abrasador que desprenden las ardientes montañas de arena o ver los valientes camellos trotando mientras atraviesan el árido desierto oriental.
“Para ciertos hombres, nada está escrito si ellos no lo escriben” dijo Lawrence. Afortunadamente para los amantes del cine y la música, el compositor francés Maurice Jarre escribió varias bandas sonoras para algunas películas que, incluso hoy en día, son consideradas las mejores de la historia del cine. De entre ellas, compuso la icónica melodía de “Lawrence de Arabia”; la maravilla sonora que relata, a través de notas, el amor, la guerra y la paz de “Doctor Zhivago”, y fue capaz de transportar al público desde Gran Bretaña hasta la joya del imperio sin moverse de la butaca con “Pasaje a la India”. Merecidamente, las 3 fueron reconocidas con el Óscar a la mejor banda sonora original.
Otros filmes dignos de ver y de escuchar tales como “El mensaje”, “Único testigo”, “Gorilas en la niebla”, “La hija de Ryan” o “Ghost” también contaron con importantes nominaciones gracias a la música de Jarre.
Maurice Jarre, ganador de varios Oscars
Así pues, hoy día 28 de marzo, se celebra una efemérides en el mundo de las bandas sonoras: hace 13 años del fallecimiento de Jarre, el músico que trabajó en más de 150 filmes. Sin embargo, su legado es inmortal. Permanece. Gracias a sus increíbles obras melódicas que se reproducen cada vez que las películas son emitidas tanto en la gran pantalla como en los pequeños dispositivos. Y es que, ninguna de las cintas transmitiría las mismas emociones sin la virtud del artista francófono.
Una curiosidad del experto fue que, cuando colaboró con el director de cine David Lean, lo hizo con tanta libertad que Lean tuvo que alargar alguna escena para hacerle hueco a la obra musical, en vez de obligar a Jarre a cortarla. Ese acto demuestra la gran admiración que sentía por sus creaciones. Otro dato relevante fue el hecho de matricularse en música étnica, que le permitió adquirir una mirada más amplia y lograr integrar perfectamente instrumentos locales a la orquesta tradicional.
David Lean y Maurice Jarre
También le caracterizaba la valentía de experimentar con sonoridades poco frecuentes y nada sencillas. Para ejemplificar, en la banda sonora de la película “Doctor Zhivago” llegaron a sonar hasta 25 balalaikas—instrumento musical ruso— a la vez; en “la hija de Ryan”, otra de sus icónicas obras, 15 arpas se escuchan al unísono y en algunos momentos de “¿Arde París?” 12 pianos suenan simultáneamente.
Hay una cosa clara: Maurice Jarre no se regía tan solo por lo tradicional y se atrevió a ser diferente. Habiendo sido de otra forma, no hubiera pasado a la historia como uno de los compositores más grandes de todos los tiempos. Gracias por el magnífico legado, Maurice Jarre.
Autora: Andrea de Sentmenat