Crónica GoliADs 2013 – Edición VII
Con el debate sobre el proyecto Eurovegas en su máxima efervescencia y en pleno espectáculo para ver quién vendía antes su alma al diablo (Madrid o Barcelona) para llevarse el gato al agua, la séptima edición de los GoliADs se inspiró en un casino. Por suerte aquella edición corrió mucha mejor suerte que el proyecto del magnate Sheldon Adelson, el cual parecía que tenía que acabar con todas las penurias que atravesaba el país aunque fuera a costa de mirar para otro lado ante cualquier normativa que pudiera poner en peligro el nivel de ingresos del macro-complejo. Viéndolo con perspectiva, no está nada mal las múltiples aplicaciones que se le han dado al Aula Magna con motivo de los GoliADs, la cual ha sido por búnker, metro, selva o el mencionado casino, entre alguna que otra funcionalidad.
Entre los innumerables recuerdos de aquella edición, el primero que nos viene a la cabeza está relacionado con el casting para la elección de presentadores que se realiza cada año. La verdad es que hubo nivelazo y el ingenio de los candidatos realmente fue muy elevado. Las propuestas fueron muy variadas y pasaron desde un video de imitaciones de personajes famosos con la que nos destornillamos, hasta por una apuesta escatológica, y por momentos bastante desagradables, que pusieron en aprietos, nunca mejor dicho, a algún alumno de clase.
También fue el año en que Mercedes Milà tenía que ganar el premio a trayectoria profesional sí o sí, aunque la legión de escépticos con los que también cuenta la presentadora tuviéramos algún reparo con su candidatura. Para conseguir desbloquear el contacto con Mercedes se pusieron en práctica técnicas del más puro estilo grouppie, como pueden ser la asistencia por sorpresa a la presentación de uno de sus libro, que se celebró en Barcelona unas semanas antes de la Gala.
Mencionar casinos siempre da como un cierto yuyu, ya que tendemos a realizar una rápida asociación con la ludopatía. Pero a pesar de todas estas connotaciones negativas asociadas al juego es de justicia destacar la elegancia que respiró la Gala, tanto en el escenario como en el vestuario de los presentadores, además del perfecto abordaje de la temática. Manuel Fuentes ¡por fin recibió un premio! y cabe agradecerle un discurso lleno de admiración y motivación para los organizadores de los GoliADs. También se premió a Alfons Arús y a Risto Mejide, que podemos asegurar que entró en el Aula Magna bien “acarameladito” con Ruth Jiménez, lo que ha llovido desde entonces lo desconocemos. Mención especial merece la actuación musical de cada año, en este caso a cargo de dos sopranos que “a pulmón” hicieron añicos el mito que apunta que la sonoridad del Aula Magna no es todo lo buena que cabría desear. Somos testigos que sus chorros de voz retumbaron en perfectas condiciones hasta la última fila de la sala, hasta el punto que ni el propio Mejide, por aquellos tiempos castigador implacable de las ilusiones de los pobres imberbes de Operación Triunfo, no se atrevió a poner el menor pero a su actuación.
Xavier Casado Cortes